Misoprostol oral para la inducción del trabajo de parto

El oral es efectivo para inducir (iniciar) el trabajo de parto. Es más efectivo que el placebo, tan efectivo como el misoprostol vaginal y la dinoprostona vaginal, y da lugar a menos cesáreas que la oxitocina. Sin embargo, todavía no hay suficientes datos de ensayos controlados aleatorizados para determinar la mejor dosis para garantizar la seguridad.

La inducción del trabajo de parto en las últimas etapas del se utiliza para prevenir complicaciones cuando la mujer embarazada o su feto corren riesgo. Las razones para la inducción incluyen el retraso en el parto, la ruptura de las membranas antes del trabajo de parto y la presión sanguínea alta. Las prostaglandinas son hormonas que están presentes de forma natural en el útero (matriz); reblandecen el cuello del útero y estimulan las contracciones durante el trabajo de parto. La prostaglandina E2 dinoprostona artificial se puede administrar por vía vaginal para inducir el trabajo de parto, pero es inestable a temperatura ambiente y es costosa. El misoprostol oral es un análogo sintético barato de la prostaglandina E1 y es estable al calor, y se desarrolló originalmente para el tratamiento de las úlceras de estómago.

La búsqueda de los ensayos se realizó en enero 2014. Esta revisión de 75 ensayos controlados aleatorizados (13 793 mujeres) encontró que el misoprostol oral parece ser al menos tan efectivo como los métodos actuales de inducción.

Nueve ensayos (1282 mujeres) demostraron que el misoprostol oral fue equivalente a la infusión intravenosa de oxitocina. No hubo diferencias obvias en cuanto al número de mujeres que tuvieron un parto vaginal dentro de las 24 horas, ni en el número de mujeres que experimentaron hiperestimulación uterina con cambios en la frecuencia cardíaca del feto, aunque hubo menos cesáreas en el grupo de mujeres a las que se les administró misoprostol oral.

En los 37 ensayos (6417 mujeres) que compararon el misoprostol oral y vaginal, hubo pocas diferencias en el número de mujeres que tuvieron un parto vaginal dentro de las 24 horas, en la hiperestimulación uterina con cambios en la frecuencia cardíaca del feto o en la cesárea.

En diez ensayos (3240 mujeres) que compararon el misoprostol oral con una prostaglandina vaginal (dinoprost), hubo poca diferencia en la frecuencia del parto vaginal en 24 horas, la hiperestimulación uterina con cambios en la frecuencia cardíaca del feto o la cesárea.

Los nueve ensayos que compararon el misoprostol oral con placebo (1109 mujeres) encontraron que el misoprostol oral es más efectivo que el placebo para inducir el trabajo de parto. Las mujeres del grupo de misoprostol oral tuvieron más probabilidades de tener un parto vaginal dentro de las 24 horas y menos probabilidades de tener una cesárea. Hubo poca diferencia entre los grupos en cuanto al número de mujeres que experimentaron hiperestimulación uterina con cambios en la frecuencia cardíaca del feto.

Cinco ensayos compararon el misoprostol oral con la prostaglandina E2 intracervical (insertada en la entrada del útero) (681 mujeres). El misoprostol oral se asoció con menos casos de fracaso en el parto vaginal en 24 horas, pero con una hiperestimulación uterina más frecuente con cambios en la frecuencia cardíaca del feto. Los datos disponibles para esta comparación fueron limitados y las diferencias en el parto por cesárea fueron pequeñas.

En general, la incidencia de enfermedad grave o muerte de la madre o el feto fue poco frecuente y no se dispuso de resultados significativos para las comparaciones de esta revisión.

La administración de misoprostol oral para inducir el trabajo de parto es efectiva para lograr el parto vaginal. Es más efectivo que el placebo, tan efectivo como el misoprostol vaginal y la dinoprostona vaginal, y da lugar a menos cesáreas que la administración de oxitocina sola.

En algunos países en los que el misoprostol no está autorizado para la inducción del trabajo de parto, muchos médicos pueden preferir administrar algún otro producto autorizado, como la dinoprostona. En los casos en los que se utiliza el misoprostol oral, la evidencia indica que una dosis apropiada puede ser de 20 a 25 mcg en solución. Debido a que la seguridad es la principal preocupación, la evidencia apoya la administración de los regímenes orales sobre los vaginales. Lo anterior es particularmente importante en los entornos en los que la madre tiene un mayor riesgo de infección y en los que puede no haber suficiente personal para vigilar de cerca a la madre y al feto.